martes, 25 de marzo de 2008

AÑO 2004 -ARQUITECTURA I - CATEDRA GONZALEZ

PARTE II













AUTOR: WALTER MATIAS FERNANDEZ

AÑO 2004- ARQUITECTURA I - CATEDRA GONZALEZ

SEGUNDO CUATRIMESTRE
RECUPERACION DE UN CENTRO CULTURAL
ATENO EN SAN FERNANDO

Representacion para la entrega de llenos y vacios





AUTOR: WALTER MATIAS FERNANDEZ

AÑO 2004- ARQUITECTURA I - CATEDRA GONZALEZ

  • ESTACIÓN SUBFLUVIAN EN SAN FERNANDO

La refuncionalizacion de un edificio existente. Complementado con múltiples funciones,talleres, ferias. Espacios de exposiciones. aulas de capitación.

Todo el programa propuesto gira entorno

A UN PATIO DE AGUA.

CBC -2003 PROYECTUAL II CATEDRA MANTEOLA






LA LUZ COMO FORMA Y MATERIALIDAD

Lucas H. Vilatova - Walter Matias Fernandez






CBC -2003 PROYECTUAL I CATEDRA MANTEOLA

CBC 2003- CATEDRA MANTEOLA.

El trabajo consistía en representar un cuento de Borges. Atravez de imagenes.


Los espejos velados

El Islam asevera que el día inapelable del Juicio, todo perpetrador de la imagen de una cosa viviente resucitará con sus obras, y les será ordenado que las anime, y fracasará, y será entregado con ellas al fuego del castigo. Yo conocí de chico ese horror de una duplicación o multiplicación espectral de la realidad. pero ante los grandes espejos. Su infalible y continuo funcionamiento, su persecución de mis actos, su pantomima cósmica, eran sobrenaturales entonces, desde que anochecía. Uno de mis insistidos ruegos a Dios y al ángel de mi guarda era el de no soñar con espejos. Yo sé quien los vigilaba con inquietud. Temí, unas veces que empezaran a divergir de la realidad; otras, ver desfigurado en ellos mi rostro por adversidades extrañas. He sabido que ese temor está, otra vez, prodigiosamente en el mundo. La historia es harto simple, y desagradable.Hacia 1927, conocí una chica sombría: primero por teléfono (porque Julia empezó siendo una voz sin nombre y sin cara); después, en una esquina al atardecer. Tenía los ojos alarmantes de grandes, el pelo renegrido y lacio, el cuerpo estricto. Era nieta y bisnieta de federales, como yo de unitarios, y esa antigua discordia de nuestras sangres era para nosotros un vínculo, una posesión mejor de la patria. Vivía con los suyos en un desmantelado caserón de cielo raso altísimo, en el resentimiento y la insipidez de la decencia pobre. De tarde -algunas contadas veces de noche- salíamos a caminar por su barrio, que era el de Balvanera. Orillábamos el paredón del ferrocarril; por Sarimento llegamos una vez hasta los desmontes del Parque Centenario. Entre nosotros no hubo amor ni ficción de amor: yo adivinaba en ella una intensidad que era del todo extraña a la erótica, y le temía. Es común referir a las mujeres, para intimar con ellas, rasgos verdaderos o apócrifos del pasado pueril; yo debí contarle una vez de los espejos y dicté así, el 1928, una alucinación que iba a florecer el 1931. Ahora, acabo de saber que ha enloquecido y que en su dormitorio los espejos están velados pues en ellos ve mi reflejo, usurpando el suyo, y tiembla y calla y dice que la persigo mágicamente.Aciaga servidumbre la de mi cara, la de una de mis caras antiguas. Ese odioso destino de mis facciones tiene que hacerme odioso también, pero ya no me importa